(Des) Igualdad de trato: entre el nazismo y el castrismo

La sucesión, dedazo o como queramos llamarlo que ha encumbrado a Alfredo Pérez Rubalcaba a la candidatura a la presidencia del Gobierno por parte del PSOE, ha dejado en un segundo plano la aprobación en el Consejo de Ministros de una de las leyes más intervencionistas, totalitarias y antidemocráticas de los últimos años: la ley de Igualdad de trato.El nombre suena bien. ¿Quién puede estar en contra de la igualdad? ¿Quién osará estar en contra de que no se discrimine? Nadie. Todos estamos de acuerdo en que no se discrimine a nadie y que el mundo se rija por la paz y el amor... pero aquí no se trata de eso. Lo que busca esta ley es imponer un concepto de igualdad determinado, más cercano al igualitarismo marxista que al verdadero concepto de igualdad.

¿Qué es la igualdad? Como se ha entendido en el liberalismo clásico, en el desarrollo de las democracias occidentales, el concepto que se defendía era el de igualdad de oportunidades. Eso es lo que se buscaba, el que nadie pudiera ser discriminado por razón de sexo, religión, raza, ideología, religión, etc. De ahí surge la necesidad de pruebas de acceso objetivas a la función pública, de forma que los exámenes sean 'anónimos' para el tribunal, por ejemplo. O que se haya suprimido cierta información (como la profesión o el estado civil) de los documentos de identidad. Parecen sensatas esas medidas para evitar la discriminación por alguna de esas razones. Pero igualdad de oportunidades no significa igualdad en cada uno de los aspectos de la vida. Simplemente porque somos diferentes. Basta mirar al mundo que nos rodea para ver que cada uno es diferente.

Hay muchos aspectos de la vida en los que todos somos tratados de forma diferente. De hecho, en su primera acepción, discriminar no es peyorativo: 'Seleccionar excluyendo'. Lo hacemos todos los días, con cosas, con trabajos, con actividades y con personas. Sí, usted y yo discriminamos. Los niños discriminan. Lo hacemos a cada instante. Cuando uno confía un secreto a fulano y no a mengano porque cree que mengano no es de fiar... discrimina. Cuando en el patio, eligen a Pepito antes que a Juanito para formar parte del equipo porque el primero juega mejor... discriminan. Cuando el lavabo/vestuario de hombres y mujeres está separado (pese a inventos como Ally McBeal o UPA, sigue siendo así) por sexos, estamos discriminando. Y es lógica esa discriminación. Del mismo modo, para pertenecer a una confesión religiosa o partido es necesario aceptar el credo en cuestión, o no me admiten. Todos discriminan, todos discriminamos. Pero no tiene porque ser negativo.

Uno de los aspectos de la ley, por ejemplo, es la posibilidad (ya veremos luego con las comunidades autónomas, casi todas ellas en manos del PP que debería oponerse a esa ley) de retirar los conciertos educativos a aquellos colegios que no comulguen con el pensamiento único de la educación mixta. Porque, según los progres, prestar atención a la diferencia de madurez y crecimiento que tienen hombres y mujeres durante la infancia y la adolescencia es discriminar. No importa que ya los organismos internacionales y el mismo Supremo español hayan afirmado que no existe discriminación en ese caso. Los que sí sufrirán esa discriminación, de llevarse a cabos las intenciones de los socialistas, serán aquellos padres que opten por este modelo educativo que funciona en todas las partes del mundo y que genera interés y debate entre los expertos en educación: Algunos ejemplos aquí, o aquí, y más, y otra y esta más. Cierto es que hay quien piensa diferente, pero se trata de un debate científico-educativo y no de carácter político. Desde esta ley se pretende que sólo aquellos padres que tengan dinero para pagar un colegio privado puedan sufragar este modelo educativo, aunque los padres crean que es mejor para sus hijos. Totalitarismo educativo de género y fracaso escolar, sobre todo masculino. Discriminación en suma.

Pero hay más. Cualquiera podrá ser denunciado por discriminar. Un chiste, un enfado con alguien, una broma podrá ser sancionada aunque no te denuncie el supuesto ofendido. Cualquiera puede denunciar de modo anónimo (método ya empleado en la ley anti-tabaco) si ve una supuesta discriminación. Se crea un tribunal y policía especial que velará por la no-discriminación. A semejanza de los comités de defensa de la revolución, las actitudes y comportamientos que no se adapten a lo políticamente correcto serán castigados con multas y el escarnio público. Por ejemplo, si a un padre se le ocurre enseñar a sus hijos que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer y que otras uniones son eso, otras uniones, podrá ser denunciado por los vecinos por homofobia o por cualquier otra causa. Así hasta el infinito: islamofobia, discriminación por sexo si se contrata antes a uno que a otra... una locura. 

Surgirá así la persecución por parte de los vecinos de escalera, como en Cuba o como en la Alemania nazi. Una ley auténticamente totalitaria, que, como ha indicado ya el mismo Rubalcaba sin disimulo, cierra un círculo: matrimonio homosexual, EpC, aborto y educación sexual, eutanasia la próxima e igualdad de trato. No han encontrado apoyo aún para la ley de libertad (sic) religiosa, pero esperan a otro momento. Pura ingeniería social.

'Aquí yace la libertad. Su viuda y deudos la lloran amargamente.'

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