"¿Qué pasa si alguien invade nuestro territorio, cómo actuaría usted en ese caso?"
´No mentar la soga en casa del ahorcado´se ha convertido en uno de esos dichos que se emplean de vez en cuando para hacer referencia a cosas que uno debe callarse, salvo que quiera verse fácilmente vapuleado dialécticamente. Así, el que fue pillado llevándose la pasta del contribuyente, no parece el más indicado para hablar de la moral en los negocios, o el que evadió impuestos el que hable de la solidaridad de los mismos.
Pues ayer, en un error de principiante, el presidente Rodríguez metió la pata hasta el corvejón citándole dos cosas a Mariano Rajoy sobre política exterior cuando éste le afeaba la conducta sobre el modo en el que la fashion ministra de Defensa anunció la salida de nuestras tropas de Kosovo. Y lo que le citó fue la guerra de Irak y el incidente de Perejil con Marruecos. Acusó al PP el presidente de resolver mal aquel asunto de Perejil y de tratar mal a un vecino que nos es muy necesario. Claro, la respuesta para este asunto estaba, como suele decirse, a huevo: ´¿Qué pasa si alguien invade nuestro territorio, cómo actuaría usted en ese caso?´. Y esa es la clave de la actuación de Zapatero en política de Defensa, que fluctúa entre el infantilismo y la estupidez. España sólo puede tener problemas por los vecinos del Sur, ya que tenemos alianzas sólidas con Francia y con Portugal y ninguno de ellos reclama parte del territorio español como propio. Ahora bien, Marruecos reclama desde hace mucho tiempo la soberanía sobre dos ciudades españolas -Ceuta y Melilla- y sobre las Islas Canarias, y la última vez que reclamó un territorio -el Sahara- terminó haciéndose con él. Todo el mundo entendió que Perejil no era sino una tour de force para saber si España estaba o no dispuesta a defender la integridad territorial de su país. Y Aznar en aquel momento, como presidente, lo estuvo. La duda es si el discurso de Zapatero se compadece con la responsabilidad de defender, con las armas si fuera preciso, la integridad de la nación. Y ahí, sinceramente, oyendo a ZP, todos tenemos nuestras dudas. Rodríguez es amigo de las palabras huecas, de la solemnidad en la condena, de la nada en los hechos, de medidas efectistas. Además, (y no sabemos porqué, aunque la única explicación parece el 11-M) las cesiones de este gobierno al reino alahuita son tantas, que no hacen sino acrecentar ese miedo.
Por último, aunque no menos importante, el PP debería explicar mucho mejor los entresijos de nuestro apoyo a la intervención en Irak. Mucho nos sospechamos que tiene que ver el apoyo que EEUU nos dio en el asunto de Perejil y que nos negó el felón Chirac. En las relaciones internacionales, nada es ni gratis ni por casualidad. ¿Verdad, señor Rodríguez?
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