Horas lectivas y calidad educativa

 Está siendo la polémica del momento: los profesores de Secundaria y Bachillerato de algunas comunidades autónomas pasarán de 18 horas de clase con alumnos a 20 horas. Eso implica que los profesores interinos que actualmente cumplen esas dos horas de diferencia no verán renovados sus contratos con la administración. Quien más críticas ha recibido por esa decisión ha sido la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que -quizá por su carácter liberal- es el centro de las iras de la izquierda. ¿Cuál es el meollo de la cuestión? ¿Tan grave es que los profesores deban dar dos horas más de clase a la semana? ¿Será irremediable que la educación pública descienda en su calidad? Si oyes a los sindicatos de izquierda, este es el peor ataque que ha sufrido la enseñanza pública en siglos... pero, ¿es tan horrible?

Lo primero que hay que dejar claro es que la enseñanza es un profesión muy dura, que exige una atención permanente, y un nivel de autoexigencia muy elevado. Cualquiera que haya dado clases, o que simplemente haya tenido que exponer delante de un auditorio durante una hora, sabe de lo que hablo. Si encima hablamos de bregar con un grupo de adolescentes, parece evidente que estamos ante un trabajo de alto riesgo. Esa es la razón por la cual necesitan los profesores de vacaciones extensas o jornadas más cortas. Tratar con personas de modo continuo agota mentalmente y cuesta mucho la desconexión. Hasta ahí estamos de acuerdo. De hecho, los convenios en educación prevén que los profesores tengan una jornada similar al resto de trabajadores, pero se limita, eso sí, el tiempo que estarán con grupos de alumnos: de 18 a 21 en la educación pública y de 22 a 25 en la educación privada o concertada. El resto del tiempo se supone que el profesor lo dedica a la atención de alumnos en tutorías, a padres o a labores de departamento, preparar clases, etc. Evidentemente, ahora tendrá menos tiempo para eso o tendrá que poner de su tiempo para sacarlo adelante. Esto supondrá una merma, evidentemente. Supondrá un sacrificio para los docentes, eso está claro. Pero que suponga una merma en la calidad depende sólo y exclusivamente de la profesionalidad de los propios docentes. Y ahí no dudo de que la gran mayoría seguirán haciendo su trabajo con abnegación y poniendo lo mejor de ellos mismos. La sociedad debe agradecérselo.

Aquí el problema está en los interinos, que es una curiosa aberración (si se me permite la expresión) de la administración española: personas que o no han aprobado su oposición o que habiéndola aprobado no tienen nota suficiente para acceder a una plaza en propiedad. Y la perversión entra aquí: comienzan a ser contratados por orden de puntuación para cubrir bajas, ausencias o plazas que han quedado desiertas. Hasta ahí parece lógico que cuando la administración tiene necesidad de personal acuda a una bolsa donde están aquellos que han obtenido las mejores notas en el examen de oposición y que, aún no habiendo aprobado, pueden cubrir plazas de forma temporal. ¿Cuál es entonces la problemática? Pues que esa estancia temporal en la administración se retroalimenta debido al sistema de puntos: no sólo el examen de la oposición es clave para optar a una plaza de interino (o después para elegir si el candidato aprueba el examen), sino que para moverse por la lista de interinos son los puntos de experiencia los que van subiendo posiciones. De este modo, si entras en la lista de interinos, y en la rueda de sustituciones, puedes vivir como un funcionario sin haber obtenido una plaza. Hay casos de personas que con los años (algunos ni eso) por fin aprueban el examen, aprobado raspadito, pero obtienen mejor plaza que uno que preparó estupendamente la oposición.
Esto con respecto a los interinos, pero es que hay más. Cuando hay dinero a espuertas debido a los impuestos que la actividad económica genera, quizá se puede invertir ingentes sumas de dinero, pero en momentos de crisis, lo normal es intentar aumentar la productividad (incluida la de los profesores) para ahorrar costes de personal o de lo que sea. Ayer, Ignacio González, vicepresidente de la Comunidad de Madrid,hacia este mismo planteamiento, cuando se puede pagar, puede estar mal, pero vale. Cuando no hay dinero para pagarlo, lo que está en juego es la supervivencia del mismo sistema educativo.
Lo último a destacar es esa falacia que une calidad e inversión. Parece que a más dinero en la educación, la calidad de la misma aumentase de forma exponencial. Así, tener gimnasios, menos alumnos por aula, laboratorios equipados a la última o salas de ordenadores y bibliotecas donde no falta de nada provocaría una educación de altísima calidad. Pero sabemos que la realidad no es así, y que la calidad de la educación en la actualidad está en los mínimos históricos. La calidad depende más de la preparación de los profesores, el nivel de exigencia a los alumnos, un marco legal que busque y potencie el esfuerzo y la excelencia... y si además hay dinero para grandes medios, pues mejor. Pero la materia prima de la educación es el profesor y el alumno. Maestros de escuela rural con muy pocos medios lograban sacar de unos alumnos que querían estudiar grandes universitarios. Hoy, pese a que hay grandes profesores (no todos, hay muchos sin vocación ninguna, que no tienen simplemente otro lugar donde caer tras un bachillerato mediocre y una carrera de Magisterio que no exige nota), enormes medios materiales... la educación está hecha unos zorros. No busquemos en los medios la excusa....
¿Qué os parece? ¿Se puede tener una gran educación sin grandes medios? ¿Cómo recuperar aquella educación que era envidiable y que hoy es la peor de Europa?

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Por si te interesa conocer la realidad te mando esta información de primera mano:

En mi instituto, atendiendo a las razones que aduces en tu artículo, es decir 20 horas en lugar de 18 y reducción del número de interinos, tendrían que haberse eliminado 6 profesores (todos interinos). Pero han desaparecido 12. Es decir, 6 funcionarios de carrera se han visto desplazados de sus puestos. Esta cadena de desplazamientos ha generado un grave problema a la consejería que a 3 días de empezar el curso tenía a 600 funcionarios sin saber de qué iban a dar clase ni donde (no me puedo imaginar a nadie a 3 días de estrenar una obra de teatro que no conozca ni el guión, ni se haya aprendido su papel, ni siquiera sepa dónde se va a representar la obra)

Esta situación a obligado a las DAT a ir situando funcionarios dando asignaturas afines. Si eres matemático puedes dar física, pero seguro que no la das igual de bien, y menos si te avisan el día antes. La prueba es que estas afinidades no se plantean en el nuevo bachillerato de excelencia, en el que por cierto, los profes tienen 12 horas lectivas...quizás por aquello de la calidad.

En mi centro un profesor con su plaza de matemáticas va a ocupar una plaza de compensatoria (enseñar a sumar y a leer a alumnos que desconocen el idioma y que antes de que se suprimieran, pasaban 6 meses en unas aulas específicas llamadas de enlace)

Aparte del problema que ha ocasionado el desplazamiento de profesores funcionarios, está el hecho de que se han perdido 6 profesores más de los que se deberían haber suprimido por aumentar las horas lectivas de todos los profesores. Las 120 horas que podrían haber dado esos profesores permitirían desdoblar grupos que han cerrado a 35 alumnos.

Está claro que antes entraban 40 alumnos por clase y no pasaba nada, pero ¡qué curioso! cuando la gente se apunta a aprender inglés, paddle o esquí, prefiere que el grupo sea reducido. ¿Será que no se aprende lo mismo en un curso de formación que organiza la empresa si va dirigido a 10 empleados que si asisten 100?

De verdad, creerse que todo esto es un montaje político o de los sindicatos significa cargarse el debate con un apriorismo absurdo. El mismo que utiliza la izquierda cuando en una mayúscula simplificación, acusa a la iglesia de apoyar a la derecha.

No podemos caer en los vicios que criticamos, y mucho menos hablar de lo que no se conoce, como desgraciadamente hizo ayer el vicepresidente sin que le temblara ni un segundo la voz. Supongo que a mentir también se aprende.

Una última cosa, yo doy una asignatura que no es afin a mi materia. Si se entera Esperanza se me va a caer el pelo. Lo grave es que lo sabe el director y lo sabe inspección, lo malo es que esa ha sido la única forma de cuadrar los horarios de un instituto que no ha dejado dormir al equipo directivo más de 10 horas en los últimos 3 días.

No me cabe ninguna duda de que en la privada y en la concertada están peor. Y eso, lejos de consolarme, me entristece. Ya quisiera yo que tuvieran menos horas de clase y grupos menos numerosos. La pública y la concertada no tienen porque ser enemigos declarados.

Lo de los recortes recuerdan a aquellos que deciden cerrar paritorios y aumenta en un 5% la mortalidad infantil...pero claro como en Angola es del 40%.

Si realmente queremos apostar por el empleo deberíamos empezar por apoyar la educación...se pueden recortar gastos en tantas cosas...

Un saludo
Anónimo ha dicho que…
Totalmente de acuerdo contigo anónimo.
Es increible que personas con suficiente inteligencia sigan creyendo que la diferencia se basa ¡en dos horas de diferencia!. Dos horas que muchísimos docentes ya venían haciendo.
Con este recorte, TODOS PERDEMOS, no solo la enseñanza pública, y los que acuden o trabajan en estos centros. Pierde el conjunto de la sociedad ya que nos encontraremos con ordas de muchachos y muchachas peor preparados, con menor contención y escaso apoyo.
Y no, la enseñanza antiguamente no era mejor: ahora se acoge en la escuela al casi 100% de los menores de 16 años. Antiguamente estudiaban aquellos a los que les iba bien, los que tenían cerca la escuela, aquellos cuyos padres pensaban que valía la pena, etc. Y quedaron fuero del sistema educativo miles de niños y adolescentes que no recibieron formación, que no pudieron progresar ni ofrecer algo mejor.
Es fácil concluir que, los que se prepararon, tal vez lo pudieron hacer mejor. Pero eso no es sano apra una sociedad donde impera el principio de que la educación de calidad ha de ser para todos y todas.

Los recortes actuales implican situaciones que a todos nos deberían preocupar:
EN LA ESO Y EN EL BACHILLERATO el recorte se traducirá en:
· Eliminación de desdobles de Lengua, Matemáticas y otras materias.
· Desaparición de grupos reducidos de Inglés.
· Reducción del número y calidad de las optativas.
· Cierre de la biblioteca y de otros servicios.
. reducción o eliminación de tutorias
. Menor tiempo disponible para padres y madres
· Peor funcionamiento de los medios técnicos, informática, audiovisuales…
· Reducción de las guardias de patio y de aulas. Sus hijos estarán menos vigilados (o no vigilados) en el recreo y ante la circunstancia de bajas por enfermedad, ya que dichas bajas se cubren tarde y mal.
· Reducción o eliminación de las actividades extraescolares.
· Aumento del número de alumnos por clase, superando en muchos casos los 30 alumnos por aula y en algunos niveles casi 40 alumnos por aula.
· Menor disponibilidad de los equipos de Orientación educativa/profesional.
· Reducción de la atención a alumnos con problemas de aprendizaje. Esto impacta directamente no solo sobre estos alumnos, que se quedan sin la atención más individualizada que necesitan, sino también sobre el resto, que inevitablemente verán lastrado su aprendizaje con un profesor que debe simultanear varias líneas de enseñanza: una con el grupo principal y otra por cada uno de los alumnos menos adelantados.
Lo primero gracias a los dos por vuestros comentarios. Creo que hay dos aspectos importantes en este asunto:

1. El momento: creo que ahí se ha equivocado la Consejería. Hacerlo unos días antes de comenzar las clases crea incertidumbre, dudas y problemas en la gestión de los centros. El momento era mayo o junio del año pasado... pero estábamos de elecciones autonómicas. Podían haberlo dejado para el curso que viene, pero estamos ante una realidad que muchos no quieren ver: ESTAMOS EN QUIEBRA TECNICA.

Puede ser que sin recortes ahí y en otros muchos sitios, no haya para pagar ni las nóminas. Los que trabajamos en el sector privado llevamos con ajustes en nuestras empresas desde hace tres años. La Administración había hecho muy poco. Y ahora no le queda más remedio que hacerlo.

2. La calidad: me niego a aceptar que con estos recortes (que es lo que son por mucho que diga otra cosa Esperanza) se pueda perder en calidad. Nunca en la historia de España ha habido más dinero para la enseñanza pública que en los últimos 10 ó 15 años, y nunca el nivel de calidad ha sido tan bajo. La calidad depende de otras cosas: el marco legal que delimita contenidos y criterios de evaluación, la preparación del profesorado a todos los niveles, la familia que apoya y exige a sus hijos...

Habláis del montón de cosas que no se podrán hacer. Comprendo vuestra inquietud, pero a todos los que trabajamos en la empresa privada nos ha sucedido igual: donde éramos diez ahora somos 8 y se nos exige que demos el mismo o superior nivel de servicio. Los primeros que se han ido de la empresa cuando han llegado los recortes han sido aquellos que tenían contratos temporales, obra o servicio...

Ahora quizá os pueda tocar trabajar algo más, pero tenéis una ventaja que muchos no tienen: una puesto de trabajo que no vais a perder. Cuando se salga de esta seguiréis en vuestros puestos y recuperareis algunas de las cosas perdidas... Muchos no tienen esa oportunidad. Hasta ahora en las crisis siempre era el sector privado el que sufría fuertes ajustes y el público más allá de una congelación salarial, no veía alterado su estatus. Hoy, en esta crisis, y con cinco millones de parados, una deuda galopante, esto no es posible. Se os pide, os pedimos todos, un sacrificio para que aumente la calidad de nuestra educación y nuestros jóvenes tengan futuro. Pero tenemos que tener la educación que podamos pagar, y hoy no podemos mantener lo que teníamos.

Lo que no puedo compartir es 'nos encontraremos con ordas [sic] de muchachos y muchachas peor preparados, con menor contención y escaso apoyo'. Si están peor preparados aún, será para echarse a llorar cuando ya son de los peores de la OCDE. Antes estudiaba aquel que quería, que tenía capacidades y se becaba a aquellos que no podían pagarlo (sé bien de lo que hablo). Muchos jóvenes de 16 ó 17 años trabajaban y estudiaban. Y salían perfectamente preparados. No, más dinero no es más calidad. Lo mismo que más dinero no es más cultura (hay fabulosos zopencos con miles de millones en el banco).

Decís que se puede recortar de otros sitios: no lo dudes, se tendrá que hacer. Algunos ya hemos asumido que trabajaremos al menos hasta los 70 si el mercado nos deja. Nuestros hijos van a vivir peor que sus padres y abuelos. Está es la herencia que nos dejan nuestros políticos (de uno y otro signo, socialistas de todos los partidos). Cuanto antes lo asumamos, mejor. Gracias de nuevo.
Primer anónimo (Luis) ha dicho que…
Gracias por el tono de tu respuesta razonable y sosegada, pero debo puntualizar algo.

Te resistes a creer que se vaya a perder calidad cuando es un hecho: la calidad de enseñanza (como yo la entiendo) es peor si no se hacen prácticas de laboratorio o si hay 3 alumnos por ordenador ¿o es mejor?. Por supuesto que no lo es todo el dinero, por encima de eso está la ilusión de los docentes, y desgraciadamente con estas medidas la ilusión de muchos docentes (sé de lo que hablo) se ha ido al carajo. Porque es difícil tener ilusión si después de haber construido un proyecto en el centro durante cuatro años, de la noche a la mañana se desperdiga por toda la comunidad a los protagonistas y te ves en un centro nuevo y a 90 km de tu casa. Porque es difícil tener ilusión cuando te ponen a dar asignaturas que no tienen nada que ver con lo que has estudiado y te lo dicen el día antes de empezar las clases y encima te llama un compañero interino (que parece no tuvieran alma y solo fueran "trabajadores eventuales") para decirte que está preocupado por que no sabe si va a poder seguir la terapia con su hijo sordomudo.

Yo he asumido el sacrificio de dejar de percibir un 7% de mi salario sin decir ni pío (si cada trabajador de la empresa privada -cada vez que uno ve los repartos de beneficios en algunas empresas alucina en colores- se hubiera aplicado esa reducción y hubiese donado el dinero a un fondo de recuperación económica otro gallo nos cantaría)

Pero no, la tijera es para la educación ¡y encima se justifica y hasta parece razonable! 80 millones de euros es calderilla en un presupuesto autonómico, esto lo sabe todo el mundo. El coste que está teniendo a nivel social es difícil de calcular. Un ordenador menos en el aula 500€ matar la ilusión de un maestro no tiene precio.

Gracias de nuevo y un saludo

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