Cambiemos el mundo

Hoy ha sido Bruselas. Antes lo fue París, Londres, Madrid o Nueva York. Es todos los días en Siria, en Irak o en Afganistán. Y las imágenes se repiten. Flores en los lugares de los atentados, velas en honor de los muertos. Lágrimas espontáneas de los ciudadanos europeos en todas las ciudadades. "Yo viajo todos los días en ese tren. Podría haberle pasado a cualquiera". "Hoy decidí coger el coche y eso me ha salvado la vida". "He oído una explosión y luego el caos. La gente corría. Ha sido horrible". Los políticos se unen en 'enérgicas condenas', en retóricos 'no nos rendieremos nunca'. Las redes sociales son todas Bruselas como antes fueron París (nunca fueron Nueva York porque los americanos son muy malos y Bush más) y como quizá mañana sean Viena o Copenhage. Los ávatar de los perfiles se visten de los colores de la bandera belga... Pero, ¿sabemos a qué nos enfrentamos? ¿Hemos entendido ya que no estamos ante un grupo de fanáticos solame...

España está ante uno de los momentos más importantes de su reciente Historia. Es lo que se llama 'una encrucijada'. Ahora debe elegir qué camino seguir: el de las democracias avanzadas del centro y norte de Europa (Alemania, Austria e incluso Francia) o bien deslizarse hacia donde ya cayeron (aunque ahora estén saliendo) países como Venezuela o, efímeramente, Grecia. El resultado de las elecciones del pasado 20 de diciembre han dado a la luz un Parlamento endemoniado . Cualquier mayoría es prácticamente imposible, salvo que los políticos españoles pasen antes por un máster en acuerdos en Alemania, porque si siguen enrocados en su negativa a apoyarse, lo más normal es que en abril o mayo tengamos una especie de segunda vuelta. La configuración del Parlamento ha dejado una especie de dos bloques claramente diferenciados: - Centro-derecha: con PP y C's. Llegaría hasta un centro izquierda un 'poquito' a la derecha del PSOE. - Izquierda: fundamentalmente dos actores...