El miedo a la libertad como análisis electoral

El miedo es la explicación de los resultados que se han producido este fin de semana en toda Europa. La crisis económica que ya dura más de seis años, junto con una justa indignación ante una casta política que se niega a reformar de modo profundo el Estado del Bienestar salido de la II Guerra Mundial (como contrapeso 'aparentemente liberal' al comunismo que amenazaba con extenderse por toda Europa)  ha hecho que los partidos antiliberales y extremistas ganen o aumenten su representación en las 'inútiles' elecciones al Parlamento Europeo. El Estado del Bienestar fue una respuesta -miedosa también- al avance del comunismo. Cierto que tenía un sentido, ya que tras la guerra muchas personas se encontraron sin recursos, los Estados en quiebra -de ahí el Plan Marshall, por ejemplo- y fue necesario acaparar recursos de los ciudadanos (los pocos que quedaban) para contruir una sociedad donde nadie quedara excluido por cuestión económica.

Pero ese Estado del Bienestar ha ido creciendo más y más por la voracidad de los políticos que han pasado de 'garantizar unos servicios mínimos' a convertir al Estado en el 'monopolista' de la prestación de estos servicios. De este modo, el ciudadano nace al amparo del Estado, vive educado por el Estado (la educación en España es pública o semipública en casi su totalidad), trabaja en empresas públicas o similares (en España más del 56% del PIB está en manos del Estado de forma directa o indirecta), sana en hospitales y centros de salud de titularidad estatal, es asistido por el Estado en el desempleo y en la vejez, subvencionado en la energía que consume (independientemente de su valor económico), y hasta cuando muere el Estado se hace cargo de la mitad de sus bienes.

Para financiar todo ese enorme Estado burocrático y acaparador se hace necesario sacar el dinero de alguna parte y los políticos encuentran una fuente (casi) inagotable en los ciudadanos. Subidas y subidas de impuestos que siempre cumplen dos requisitos: son para las 'políticas sociales' y que paguen más los que más tienen (que al final termina siendo la clase media asalariada por eso de que no tiene nada más que una nómina). De modo que los ciudadanos cedemos nuestras libertades (a la educación, a la elección del médico que queramos, a elegir la pensión que deseemos, etc.) y los recursos con los que podíamos ser más libres en manos de los políticos. De eso es de lo que hablamos cuando se ha habla por parte de algunos de 'control social de los medios de producción' o de 'control democrático de la economía'. De que sea el Estado (o sea, el Gobierno y sus burócratas) quien decida qué hace con nuestro dinero, qué educación recibimos, qué sanidad queremos para nosotros y para nuestros hijos...

¿Por qué digo que es el miedo el que ha protagonizado estas elecciones europeas? Porque cuando hay crisis económica y el futuro es incierto, propuestas que nos garanticen el 'derecho a una renta básica para todos los ciudadanos "por el mero hecho de serlo"', o que prohíban 'los despidos en empresas con beneficios', o que propongan una 'subida del salario mínimo y la instauración del salario máximo', pues pueden parecer de lo más interesantes. Porque todos necesitamos seguridad y ante el miedo a lo desconocido en una sociedad cambiante, donde debes reinventarte para mantener o mejorar lo que tienes... pues ante ese miedo a lo desconocido, las seguridades de Podemos, el Frente Nacional en Francia o Syriza en Grecia ganan adeptos. Como en su día el nazismo o el comunismo bolchevique en los años 20 y 30, el miedo hizo que la gente votara a personajes que tienen como programa el liberticidio, acabar con cualquier muestra de libertad.
En el fondo, cambiamos libertad por seguridad... que luego no es tal, como la historia nos ha demostrado, y si no, al tiempo.

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