El Papa Francisco rompe moldes

Después de unos meses de ausencia por este blog, vamos a ver si podemos ir retomando el pulso de la actualidad con algunas reflexiones sobre lo que va pasando.
Y quería hacerlo hablando sobre la personalidad del año y que no es otro que el Papa Francisco. Acaba de volver de la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Río de Janeiro, donde ha podido rezar y animar a más de tres millones de jóvenes a abarrotaban la playa de Copacabana. Porque desde que llegó al solio pontificio, Jorge Mario Bergoglio, ahora Francisco, ha sido un Papa que ha roto con muchos moldes por su forma de ser, de hacer las cosas, por cómo se dirige a la gente, por su campechanía... es un Papa un tanto diferente.
Porque sin moverse ni un ápice de la Doctrina de la Iglesia Católica, Francisco aporta su forma de decir las cosas. Un ejemplo que ha dado la vuelta al mundo ha sido su viaje a Lampedusa, a ver el centro de internamiento de inmigrantes y conversar con ellos. La tentación de criticar las leyes europeas sobre inmigración estaba ahí -y muchos países europeos y los EEUU estaban al acecho-, pero lejos de eso el Papa Francisco nos interpela a ti y a mí, a nuestra conciencia: "¿Quién de nosotros ha llorado por la muerte de estos hermanos y hermanas? ¿Por las jóvenes madres que llevaban a sus hijos? [...] no es una pregunta dirigida a otros, sino a mí, a ti, a cada uno de nosotros. Estos hermanos nuestros que intentaban escapar de situaciones difíciles han encontrado la muerte". No se trataba de cambiar grandes estructuras, sino de que cada uno de nosotros abra su corazón a los demás, se preocupe de los que tiene alrededor. Esa es la 'preferencia por los pobres'. 
Francisco se dirige siempre a un tú. Es uno de esos predicadores 'antiguos' -digámoslo así- que te interpela directamente a la conciencia, con preguntas que cada uno debe contestar. "¿Qué ha dejado la Cruz en los que la han visto, en los que la han tocado? ¿Qué deja en cada uno de nosotros? [...] la Cruz de Cristo nos enseña a ser como el Cireneo, que ayuda a Jesús a llevar aquel madero pesado, como María y las otras mujeres, que no tienen miedo de acompañar a Jesús hasta el final, con amor, con ternura. Y tú, ¿Cómo quién eres? ¿Cómo Pilato, como el Cireneo, como María? Jesús te está mirando ahora y te dice ¿Me quieres ayudar a llevar la cruz?".
El hecho de no vivir en los apartamentos vaticanos (por razones 'psicológicas', afirma) sino continuar en Santa Marta, el que explicite (no quiere decir que no lo hicieran los anteriores, ojo) que necesite ayuda de otros en el gobierno de la Iglesia, que pide permanentemente que se rece por él, hasta el llevar su propio maletín en los viajes... lo convierte en un 'dirigente' diferente. Es humilde, quiere que le ayuden: "Lo que si he encontrado es ayuda y gente leal. Por ejemplo, a mi me gusta cuando una persona me dice: 'Yo no estoy de acuerdo', y esto lo he encontrado. 'Yo esto no lo veo, no estoy de acuerdo, yo se lo digo y luego haga lo que quiera': alguien que te dice eso es un verdadero colaborador, y eso lo he encontrado."
Desde luego es muy prometedor, lo que la Iglesia necesitaba en estos momentos de turbulencias en tantos sitios por los errores de los propios cristianos; cuando la Iglesia necesita ser luz para tantos que andamos desorientados... surge un 'pastor que da la vida por las ovejas'. ¡Buen trabajo en el del Espíritu Santo!

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