La PAH y Colau: eso es fascismo o comunismo.


Lo que está sucediendo con el grupo denominado Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) es grave. Si en algo se basa una democracia representativa (vamos, como la nuestra) es en la libertad que tiene (o debe tener) el diputado para votar lo que cree conveniente en cada caso. El diputado no está sujeto a mandato alguno. Cierto que en España, ese principio ha sido secuestrado por las cúpulas de los partidos políticos, pero si lo criticamos es esos casos, parece evidente que debemos hacerlo si un grupo de ciudadanos pretende coaccionar a los diputados para que voten en un sentido u otro. Y conste que muchas veces he defendido la acción de los lobbies al modelo americano: personas que se reúnen con los parlamentarios para explicarles sus cuestiones y demandas y que los diputados pueden recibir la información de cada una de las partes a las que va a afectarles un proyecto legislativo concreto. Pero esa labor de lobby no pasa de solicitar reuniones con el diputado, enviarles cartas y testimonios de personas, etc. Nunca llega (es un delito) ni al acoso ni a la amenaza como ha hecho en los últimos días la PAH y su líder Ada Colau. El lobby es otra cosa.

Porque aunque en alguna de las cosas que pide la PAH pueda tener razón, eso no les legitimaría para agredir a diputados y senadores si no apoyan sus tesis. Muchos argumentan que sólo agreden a diputados del PP, pero es que daría igual que fueran todos o que sólo fueran del PSOE. Otros se centran en que son grupos e ultraizquierda. Es igual, si fueran de extrema derecha sería lo mismo. Es inadmisible que esta señora como imagen del grupo haya amenazado a los diputados con frases como: "Vamos a ser siempre pacíficos pero cuando hemos agotado todas las vías y durante más de cuatro años el Estado no responde y no escucha las demandas ciudadanas y sigue permitiendo el pisoteo de esos derechos más básicos y provocando el sufrimiento de miles de personas, qué tenemos que hacer". En ese 'qué tenemos que hacer' parece que va el agredir, insultar y acosar a los diputados, imagino.

Pero hay algo que tenemos que tener claro: ese tipo de acosos son propios de las ideologías totalitarias que ya hemos conocido como el comunismo y el fascismo. Mandar a grupos que señalen (como a los judíos en la Alemania nazi o en la Cuba castrista) las casas de los diputados que no piensan como ellos, que después se planten en su domicilio para insultarles a ellos y a sus familias, eso es 'la banda de la porra', 'la patota' o los grupos de denunciantes cubanos... Aunque a Ada Colau no le guste, eso es fascismo o comunismo (si con este último término se siente más a gusto). Ideologías que han provocado cientos de millones de muertos (muchos más el comunismo por haber durado más, por desgracia), y de las que deberíamos haber aprendido a expulsar de nuestra vida. Pero parece que no , que no hemos aprendido, seguimos cometiendo los mismos errores, las mismas tonterías que terminaron en dictadura y en muerte. Desde la Revolución Francesa, la técnica ha sido la misma, el acoso por parte de los radicales a los que no piensan como ellos... y siempre ha terminado en dictaduras del terror: Robespierre, Hitler, Lenin, Castro... Por eso es importante estudiar historia, porque quien no la conoce está condenado a repetirla (Marco Tulio Cicerón).

Comentarios

Entradas populares de este blog

El primer ministro australiano y la inmigración

Bruselas, última parada?

Discutiendo sobre sistemas políticos