Un sacerdote copto ante la depuración religiosa en el mundo islámico

Hemos tenido una Navidad donde las matanzas de cristianos en Oriente Medio ha sido una constante. El Santo Padre Benedicto XVI ha salido a la palestra en varias ocasiones para pedir a las autoridades musulmanas que protejan la libertad religiosa en sus países. Tan evidente ha sido el maltrato que a la vida y a la libertad se da a los cristianos en países moderados como Egipto que Occidente ha tenido que reaccionar (Sarkozy, por ejemplo). Pero lo que estos días está danndo la vuelta al mundo es la carta que un sacerdote copto le ha escrito a la máxima autoridad islámica de Egipto, el imán de Al-Azhar. Este imán había criticado al Papa y a las autoridades occidentales que habían salido en defensa de los coptos y pedido a las autoridades egipcias que defendieran la libertad religiosa de la minorías. La carta de Yoannis Lahzi Gaid es simplemente valiente y demoledora. No es muy larga, por lo que os aconsejo su lectura.

Comienza recordando que los coptos, pese a llevar siglos de persecuciones nunca han pedido la intervención de otros países, ya que se sientes tan egipcios como cualquiera:

Los coptos, en toda su larga y luminosa historia, no han pedido la intervención de países extranjeros para ser ayudados en sus problemas, buscando siempre el evitar las posibles recriminaciones de parte de sus compatriotas que, habrían podido ver en tal intervención extranjera, la traición de parte de los coptos a su patria; y ejerciendo siempre una resistencia pacífica, no obstante el dolor, las injusticias y el silencio perpetrados por las autoridades nacionales.

Le recuerda al imán que debe defender la libertad de todos, y más siendo un líder religioso:

Lo más triste, respetable Imán, es que Al-Azhar, la máxima institución religiosa islámica, se limita a condenar tímidamente a través de corteses declaraciones sin, nunca, pronunciarse claramente sobre la cuestión de la violencia y del asesinato de los "no musulmanes". [...] Es extraño, respetable Imán, que usted como Imán de Al-Azhar, no haya pronunciado todavía una declaración explícita que prohíba el asesinato de los no musulmanes, no haya declarado con palabras rotundas, dirigidas a aclarar la posición del Islam frente a la violencia; explicando el significado de la "yihad" contra los no musulmanes, no haya hecho una clara declaración, de manera que se evite cualquier manipulación coránica por parte de los terroristas.

Los coptos no deben ser ciudadanos de segunda, sometidos a la benevolencia del islam, sino ciudadanos de plenos derechos.

Es vergonzoso, respetable Imán, que cuando hablan los compatriotas, especialmente aquellos que se declaran "moderados" e "intelectuales", lo máximo que lleguen a decir de los coptos es que son "Ahl-Zimma"- confiados a la tutela del Islam- una frase que destruye todo esperanza de conseguir una convivencia pacífica y civil basada en la igualdad y el respeto. Ya que, el término, "tutelados por el Islam" es un término que se radica en una definición basada en la desigualdad, en cuanto que confía a una parte el deber de proteger a la otra, y por tanto provoca el racismo y la discriminación entre personas que deberían ser iguales y, de la misma manera, ser tuteladas por una misma constitución, unas mismas leyes del Estado.

Si Egipto y el resto de países islámicos garantizasen la libertad de todos, independientemente de su religión, nadie habría intervenido, aunque hubiera asesinatos. Pero el Oriente Medio los asesinos de cristianos no son perseguidos sino jaleados, no son condenados social y religiosamente, sino alentados como héroes.

Ninguno habría intervenido, respetable Imán, si nuestro país estuviera fundado sobre leyes iguales para todos, sobre leyes aplicadas sin discriminación de religión, de lengua o de pertenencia política.

Y le reprocha, de forma muy sutil, que mientras se ofendían por los insultos al Islam (el caso de las viñetas que hasta el Papa dijo que eran muy desafortunadas), no defienden lo mismo dentro de sus países.

¿Por qué se afirma el derecho a un ser humano y se niega el mismo derecho a otro ser humano? ¿Por qué se afirma el derecho de condenar cualquier acto o palabra, cuando son consideradas ofensivas para los musulmanes en países occidentales, sin decir nunca que ésto significa interferir en los asuntos internos de estos países, mientras se condena la oración del Papa contra las masacres, contra las injusticias?

Y le lanza unas preguntas claras: ¿son los asesinos de cristianos buenos musulmanes? Sólo cabe responder con un monosílabo. Después podrá haber asesinatos, pero ya no podrán ser hechos en nombre de Alá.

Las masacres que los terroristas cometen en perjuicio de los cristianos, ¿son aceptables desde el punto de vista religioso e islámico? ¿Sus versos coránicos y sus argumentos doctrinales se fundan en la verdad? Estos terroristas ¿son verdaderos fieles musulmanes? Estas son las preguntas que necesitan respuesta, respetable Imán porque en su respuesta se encuentra la clave para frenar o alimentar todavía más, los ríos de sangre derramados.

La defensa que hace del Papa es encomiable: el Santo Padre ha hablado en favor de los cristianos oprimidos y perseguidos, porque su voz se alza siempre contra cualquier discriminación o injusticia, contra cualquier hombre, cristiano o no, porque "el silencio frente a las injusticias es un demonio". Como olvidar que él ha condenado todos los actos de extremismo cometidos contra cristianos o musulmanes así como ha condenado todas las acciones ofensivas hacia los sentimientos de los fieles de cualquier religión.

Y le enmienda la plana al imán que ha rechazado la mano de diálogo tendida por el Papa. Porque lo de la Alianza de Civilizaciones es una filfa, pero es necesario el diálogo interreligioso para que nos respetemos unos a otros, para que entendamos que Dios nos dio la libertad y que debemos respetar lo que Él respeta.

Respetable Imán, usted debería haber agradecido al Santo Padre por sus sentidas condolencias ofrecidas a sus/nuestros hermanos coptos, que han sido asesinados el día de Nochevieja, en vez de condenar sus palabras considerándolos con una interferencia. Usted debería haber tendido sus manos a las manos del Santo Padre, tendidas para sostener un diálogo pacífico entre las religiones, en vez de rechazar las declaraciones y provocando, contra él y obviamente contra todo cristiano, la exacerbación de una situación, ya muy delicada, reforzando involuntariamente, todavía más, el extremismo.

Ya digo que es una carta valiente y que deja claro que deben ser los musulmanes los que acepten la libertad de todos. Pueden hacerlo, pero deben querer hacerlo.

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