Las células-madre fetales producen tumores
El anterior Papa, el siervo de Dios Juan Pablo II, nos dijo muchas veces (y lo repite machaconamente Benedicto XVI) que la ciencia y la fe eran perfectamente compatibles. Esto no puede ser de otro modo, ya que el Creador de la Naturaleza es el mismo que el objeto de la fe. Muchos clérigos en siglos pasados parece que tuvieron miedo a esto, a intentar hacer razonable la fe, y a ver la ciencia como una ayuda a la fe y no como una enemiga de ésta. Una de las cosas que la Iglesia viene repitiendo es que la dignidad del propio ser humano debe poner coto a la ciencia. No todo lo que es posible es bueno. Son dos planos diferentes. Lograr un fin maravilloso como pudiera ser la curación del cáncer o del SIDA o de lo que sea, no parece razón suficiente para pasar por encima de personas concretas, aunque su tamaño sea minúsculo (por esa regla de tres los bajitos lo tienen mal). Esa fue la forma de actuar de los científicos nazis, que a falta de embriones con los que investigar tuvieron que confor