90-60-90: de lo más 'edificante'
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En un momento donde las noticias de niñas violadas, seducidas por pedarastas varios copan las portadas de los diarios, una cadena de televisión pone para esas mismas adolescentes una serie que ensalza las relaciones entre una menor y un adulto. Todo muy edificante, todo de lo que llamaríamos 'responsabilidad social' de los medios. Porque los personajes que pueblan la serie van desde la niña adolescente que seduce y se deja seducir, su boba amiga que se comporta como una buscona de la calle Montera, el cabrón (DRAE: Que hace malas pasadas o resulta molesto.|| Rufián que trafica con prostitutas) del agente que sólo busca tirarse a la boba amiga, la directora de la agencia de modelos a la que sólo le importa el dinero que pueda ganar con ellas y nada su persona, el otro agente de modelos que desprecia a una de ellas (con la que, por supuesto, mantenía una relación mientras estaba en la cima del éxito y a la que deja por otra una vez cae en desgracia por alcanzar la vejez de los treinta años)...
Porque si ya fue deprimente el que una serie como Sin tetas... alcanzase el éxito entre los y las adolescentes, que las carpetas de las niñas se llenaran con fotos de El Duque (el narcotraficante) como si tratara de el amor que todas ellas anhelan, ahora tenemos una vuelta de tuerca más. ¿Qué tipo de sociedad estamos conformando? Una reciente encuesta entre chavales adolescentes preguntaba sobre qué querían ser de mayores: simplemente deprimentes... un porcentaje altísimo quería ser ¡¡famoso!! y para ello participar en concursos como OT o Gran Hermano (exponentes del cutre show hispano) o aparecer en los diversos programas del corazón. Pocos de ellos querían hacer algo por los demás, ser buenos padres de familia... a lo sumo ricos y famosos... Una sociedad que no transmite a sus hijos valores en los que creer, por los que merezca la pena luchar, esa es una sociedad que no necesita que la maten: ya está muerta. Si uno analiza las diversas series españolas que pueblan la parrilla de las televisiones comerciales, salvo honrosas excepciones, ninguna de ellas propugna valores que hagan mejor a la persona (justicia, solidaridad, amor al prójimo, entrega, amor que está dispuesto al sacrificio, familia...) o pone a personajes que los encarnen (salvo para mofa y escarnio)... Hagan la prueba y se sorprenderán de lo que nos encontramos: amoralidad, sexualidad desenfrenada, aprovecharse del prójimo, infidelidad... Lo dicho, edificante.
Comentarios
Y el fondo, en esta nube de la banalización de todo, se huele un fondo hipócrita, porque, ¿porque les es válido a la progresía una relación entre una niña de 16 años y un adulto, pero no una de 15 o 14?. Sí, esta el límite lega, pero, ¿y el limite moral?.
En mi opinión, esta visión progre en el fondo apoya la peredastia.
pero tranquis! no va a durar mucho