El futuro del PNV
Aunque es una grandísima noticia el que un constitucionalista (vale, de aquellas maneras, pero constitucionalista al fin y al cabo) llegue a la lehendakaritza, el morbo político está en el futuro del partido que se había mimetizado con el paisaje vasco hasta ser uno con él. ¿Dónde terminaba el PNV y dónde empezaba el gobierno vasco? ¿Busque las diferencias entre los símbolos del nacionalismo vasco y los símbolos de la autonomía vasca? Parecía que era como un destino cruel el que sólo el nacionalismo podía gobernar el País Vasco, que sólo un descendiente intelectual (es que llamar ideas a lo que expresaba ese racista meapilas beaturro de Arana es un simple sarcasmo) de Arana podía estar al frente del gobierno de los vascos. De hecho, nunca antes de la democracia del 78 ni después de esa fecha, un no-nacionalista había tomado el bastón de Lehendakari.
Después de 30 años de gobierno nacionalista, de miembros del partido que han nacido a la vida pública en el coche oficial y la mamandurria del Estado, de funcionarios colocados 'a dedo', vendrá el sentimiento de orfandad. ¿Qué van a hacer todos esos altos mandos de la Ertanzta (mira que creo haberlo escrito mal) que reportaban al PNV cuando sean desalojados por otros más constitucionalistas? Muchos, la gran mayoría, después de un tiempo de 'esperar a que Patxi se la pegue', se pasarán con armas y bagages a las filas del constitucionalismo. Esos periodistas que hoy se mofan de España y de los cargos del PP y del PSOE, que son simples correas de transmisión del nacionalismo racista del PNV, pronto serán 'españoles de toda la vida'. Es verdad que será necesario que pase tiempo, que el PNV va a jugar a poner piedras en el camino, a meter cizaña entre los hombres de López y de Basagoiti, pero si aguantan, si son valientes y les sale bien, al País Vasco, recordando a Alfonso Guerra, 'no lo va a conocer ni la amatxo que la parió'.
¿Qué hará el PNV? Pues hay dos opciones: una es tirarse al monte al modelo Ibarretxe que le ha llevado a la oposición, intentando buscar las alianzas con la izauierda abertzale para seguir moviendo el árbol y ver si pueden recoger nueces, o bien optar por un modelo de lealtad constitucional, manteniendo y defendiendo lo propio del pueblo vasco, sus costumbres y tradiciones, convirtiéndose más en un partido regionalista que en un partido-nación. El pulso entre estas dos almas va a ser muy interesante para aquellos que nos gusta el análisis político.
Después de 30 años de gobierno nacionalista, de miembros del partido que han nacido a la vida pública en el coche oficial y la mamandurria del Estado, de funcionarios colocados 'a dedo', vendrá el sentimiento de orfandad. ¿Qué van a hacer todos esos altos mandos de la Ertanzta (mira que creo haberlo escrito mal) que reportaban al PNV cuando sean desalojados por otros más constitucionalistas? Muchos, la gran mayoría, después de un tiempo de 'esperar a que Patxi se la pegue', se pasarán con armas y bagages a las filas del constitucionalismo. Esos periodistas que hoy se mofan de España y de los cargos del PP y del PSOE, que son simples correas de transmisión del nacionalismo racista del PNV, pronto serán 'españoles de toda la vida'. Es verdad que será necesario que pase tiempo, que el PNV va a jugar a poner piedras en el camino, a meter cizaña entre los hombres de López y de Basagoiti, pero si aguantan, si son valientes y les sale bien, al País Vasco, recordando a Alfonso Guerra, 'no lo va a conocer ni la amatxo que la parió'.
¿Qué hará el PNV? Pues hay dos opciones: una es tirarse al monte al modelo Ibarretxe que le ha llevado a la oposición, intentando buscar las alianzas con la izauierda abertzale para seguir moviendo el árbol y ver si pueden recoger nueces, o bien optar por un modelo de lealtad constitucional, manteniendo y defendiendo lo propio del pueblo vasco, sus costumbres y tradiciones, convirtiéndose más en un partido regionalista que en un partido-nación. El pulso entre estas dos almas va a ser muy interesante para aquellos que nos gusta el análisis político.
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