Las células-madre fetales producen tumores

El anterior Papa, el siervo de Dios Juan Pablo II, nos dijo muchas veces (y lo repite machaconamente Benedicto XVI) que la ciencia y la fe eran perfectamente compatibles. Esto no puede ser de otro modo, ya que el Creador de la Naturaleza es el mismo que el objeto de la fe. Muchos clérigos en siglos pasados parece que tuvieron miedo a esto, a intentar hacer razonable la fe, y a ver la ciencia como una ayuda a la fe y no como una enemiga de ésta.

Una de las cosas que la Iglesia viene repitiendo es que la dignidad del propio ser humano debe poner coto a la ciencia. No todo lo que es posible es bueno. Son dos planos diferentes. Lograr un fin maravilloso como pudiera ser la curación del cáncer o del SIDA o de lo que sea, no parece razón suficiente para pasar por encima de personas concretas, aunque su tamaño sea minúsculo (por esa regla de tres los bajitos lo tienen mal). Esa fue la forma de actuar de los científicos nazis, que a falta de embriones con los que investigar tuvieron que conformarse con judíos, disminuidos físicos y psiquicos o minorías étnicas varias.

Pero, por unas o por otras, al final parece que la Naturaleza acude en socorro del bien. Son muchos científicos los que han tenido que sufrir la persecución por afirmar que el camino que debe seguir la ciencia en la investigación de células madre pasaría por las adultas (del propio tejido o de cordón umbilical por ejemplo) en lugar de emplear las de embriones. De 'enemigos de la ciencia', 'inquisidores' y demás lindezas fueros tachados por los progres científicos. De las investigaciones con células madre embrionarias no se conoce ningún éxito, pero sí en las de propio tejido o en las de cordón umbilical (incluso han surgido bancos públicos y privados para la gestión de esto). La última noticia es esta:

La revista científica "PLoS Medicine" informó en su última edición que un adolescente que padece una rara enfermedad genética, desarrolló tumores en el cerebro y en la médula espinal a consecuencia de una terapia con células madre fetales, lo que ha generado dudas entre los científicos de qué tan seguro es un tratamiento de este tipo.

Según informó la prensa, científicos de Sheba Medical Center (Israel) explicaron en la revista que dicho joven, que padece de una enfermedad llamada Ataxia Telangiectasia, recibió a los nueve años, en 2001, un tratamiento regenerativo y en varias ocasiones se inyectó en su cerebro y en los fluidos que lo rodean un trasplante de células madre germinales neurales.

Sin embargo, en el año 2005 comenzó a sufrir dolores de cabeza. Una resonancia magnética reveló crecimientos celulares anormales en el cerebro y la médula espinal.

Al año siguiente, los médicos le extirparon la masa de la médula que, al ser analizada, reveló que el origen había sido la terapia con células madre fetales.


Lo hemos leído en Aciprensa.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El primer ministro australiano y la inmigración

Bruselas, última parada?

Discutiendo sobre sistemas políticos