El Estado para fines particulares

La diferencia entre las democracias liberales y las monarquías absolutistas o las diversas teocracias y autocracias es que en las primeras existe un control y limitación de los poderes, los bienes del Estado pertenecen a los ciudadanos y están sujetos al control de sus representantes. Los políticos están temporalmente en el ejercicio de un cargo, los bienes de los que disfrutan no son suyos, son de los ciudadanos y deben usar de ellos con la prudencia que requiere el no ser dueño de ellos. Usarlos para favorecer a los amigos o familiares, valerse del cargo para colocar a los propios, gastar los bienes de los contribuyentes en beneficio propio o de amigos, siempre ha sido considerado como inaceptable en una democracia. Recordemos el affaire Lewinsky y Bill Clinton: el problema no era que el presidente se hubiese liado con la becaria, sino estas otras cuestiones más relacionadas con lo público. ¿Se valió del hecho de ser presidente para mantener relaciones sexuales con la becaria? ¿Se benefició a su vez la becaria de esa relación para conseguir un mejor puesto durante o después de su estancia en la Casa Blanca? ¿Empleó el despacho del presidente para esos encuentros cuando debe ser usado para resolver los problemas de los americanos? El hecho en sí de que el presidente de los EEUU tenga un lío extra-matrimonial no era lo importante, sino si eso se hacía con dinero y bienes de los contribuyentes.

Pero España es diferente hasta en esto. Quizá sea la sucesión de dictadores y dictaduras que ha tenido nuestra patria. Quizá sea la falta de controles que tiene nuestra joven democracia. Pero esto es algo que llevamos sufriendo desde hace años. Ningún partido político de los que se han ido sucediendo en el poder ha querido (o ha podido) atajarlo. Así, si usted quiere abrir un medio de comunicación en España, prepárese para necesitar los permisos de todos los poderes políticos habidos y por haber. No importará que para ello usted ya disponga de los aparatos, los técnicos, los periodistas. Usted necesitará que algún político le autorice a emitir. Pero aunque usted esté ya emitiendo legalmente, será por tiempo limitado. El poder político de turno le denegará o no la concesión pasado un tiempo. No sea que se nos desmadren los medios.

Usted quiere, dado que lo de los medios de comunicación le parece arriesgado, invertir su dinero (es que usted maneja, oiga) en un banco. Y para ello acude al mercado y decide comprar un porcentaje alto de alguno de ellos. ¿Cree usted que puede hacerlo sin pasar por el Consejo de Ministros? Pues va a ser que no. Ahí están los diversos controladores del sistema (cuyos miembros son nombrados por el Gobierno o pos su longa manus parlamentaria) como son la CNMV, el Banco de España, etc. Desiste usted entonces de intentar entrar en un banco y se lanza hacia ese mundo de la energía que tan buenos resultados da. Pues tampoco, ahí está la Comisión Nacional de la Energía (dependiente de un ministerio, of course) que le dejará o no entrar.

Y luego está eso contra lo que ya es imposible luchar y que forma parte de la cultura de un país: 'el ver con buenos ojos'. Y aquí no se libra ni el Rey, ni los diversos presidentes, etc. Esto es el despipote. Por ejemplo, nos hemos enterado estos días de que el Gobierno favoreció (a través de un Banco público, el ICO) que Sacyr entrara en Repsol. La forma de la operación es de república bananera: un señor es empresario amigo del gobierno. El gobierno necesita controlar a la principal petrolera española. Para ello pone en marcha a un banco público que dará (junto con otros bancos que entran voluntariamente en la operación) un crédito a este empresario con el único aval de las acciones que compra. Lógicamente nos enteramos que los muñidores de la operación (asesores del presidente ellos) afirmaban que 'en Moncloa se vería con buenos ojos que Sacyr entrara en Repsol'. Y evidentemente, entró.

Item más. Para vender Endesa (primera eléctrica española) a ENEL (empresa propiedad del Estado italiano) fue necesario que lo desatascaran directamente Zapatero y el entonces presidente italiano Prodi.

La última. El Rey actúa de bróker para que Lukoil pueda hacerse ahora con la petrolera española. Y además reconoce que esto es habitual dentro de su 'política de apoyo a las empresas españolas' (sic).

Pero además, favorecemos a la familia. Y así, la vicepresidenta del Gobierno ha visto como en plena operación de venta de Repsol, su hermano es nombrado director general de la fundación que tiene la empresa petrolera. ¿Casualidad? ¿Usted lo cree?

Decía un clásico que la diferencia entre una democracia y una dictadura era que en la primera uno mira al mercado para hacerse rico y en la dictadura mira al palacio presidencial... Pues saquen sus consecuencias.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Según eso, España nunca ha sido una democracia. Y si solo fuera por eso...

Creo que viene muy a cuento mi invitación a ¡ responder al cuestionario que hay en mi blog.

Un saludo.

Entradas populares de este blog

El primer ministro australiano y la inmigración

Más sobre la memoria histórica: Madrid de corte a checa

Bruselas, última parada?