EpC: el ejemplo de una monja
La FERE, al menos su cúpula directiva, ha traicionado a los padres católicos que llevan a sus hijos a los colegios católicos. Porque no han valido de nada las indicaciones de los obispos, que por una vez han sido claras ('impartir EpC iría contra el ideario propio de un colegio católico'), para que el padre Manuel de Castro haya dado instrucciones de enfrentarse a la asignatura que pretende adoctrinar a nuestros hijos. Así, la oposición al adoctrinamiento ha quedado en manos de los padres que de forma casi clandestina nos negamos a que adoctrinen a nuestros hijos...
Y ante este páramo que nos deja la FERE (cuando el Gobierno les engañe, cuando muchos dejen sus colegios por falta de coherencia plañirán como las vírgenes necias del Evangelio), hay siempre quienes se muestran heroicos, como la Madre Ana María García Oliva de un colegio de Madrid. El otro día en Alfa y Omega decía cosas como estas:
"Hay que plantarle cara, sin miedo, a esta intromisión de los poderes públicos. Como directora, me niego a claudicar; por respeto a los niños de mi centro y a los de cualquier otro centro de España. Y, sobre todo, por los alumnos de la escuela pública, que están solos frente al adoctrinamiento". Esto es lo que algunos decíamos, que aunque no tengamos hoy el problema, la solidaridad y el luchar por el bien, nos obligan.
La Madre Ana María, con coherencia, deja claro que deben obedecer a sus obispos porque son nuestros pastores y han hablado muy claro. (Padre de Castro, ¿lo entiende? Hasta una pobre monja lo ha entendido, cuando el Obispo -su superior- dice que esa asignatura es contraria a la Doctrina Moral de la Iglesia y que un colegio católico no puede impartirla y que harán muy bien los padres en oponerse. Si es que es clarísimo)
Y una razón fundamental: si permanecemos unidos, venceremos. Porque ya nos lo dice el Evangelio: Omnes civitas vel domus divisa contra se non stabit. "Si nos hubiéramos unido todos bajo una misma bandera habríamos hecho un frente común que el Gobierno no habría podido superar. Ahora, a los padres de la pública los hemos dejado solos, y entre nosotros hay muchos que se empeñan en ser francotiradores, cada uno con su estrategia y sin unirse a los demás. Eso nos resta fuerza para frenar la intención del Gobierno, que es construir un tipo de hombre que sirva para sus intereses…; si no fuese así, ¿por qué está tan empeñado en defender a toda costa esta asignatura?" Se nota que está acostumbrada a ver al diablo a la cara, a descubrir sus intenciones, porque ¿qué interés pueden tener los enemigos de la fe para empeñarse tanto? ¿Qué esperan de este ataque tan furibundo? Crear hombres a imagen del hombre nuevo de la progresía actual.
Y el esfuerzo merece la pena, como siempre el bien da la satisfacción del deber cumplido: "A pesar de las críticas que hemos recibido, nosotros hemos hablado hasta el desgaste, familia por familia, argumentando, informando. Empleamos tanto esfuerzo porque la situación lo merece: EpC es contraria a la religión católica y a la libertad de los padres. Y ante eso no podemos cruzarnos de brazos".
Da alegría el ver que se puede luchar contra el mal... aunque se vista de ceja y de sonrisa...
Y ante este páramo que nos deja la FERE (cuando el Gobierno les engañe, cuando muchos dejen sus colegios por falta de coherencia plañirán como las vírgenes necias del Evangelio), hay siempre quienes se muestran heroicos, como la Madre Ana María García Oliva de un colegio de Madrid. El otro día en Alfa y Omega decía cosas como estas:
"Hay que plantarle cara, sin miedo, a esta intromisión de los poderes públicos. Como directora, me niego a claudicar; por respeto a los niños de mi centro y a los de cualquier otro centro de España. Y, sobre todo, por los alumnos de la escuela pública, que están solos frente al adoctrinamiento". Esto es lo que algunos decíamos, que aunque no tengamos hoy el problema, la solidaridad y el luchar por el bien, nos obligan.
La Madre Ana María, con coherencia, deja claro que deben obedecer a sus obispos porque son nuestros pastores y han hablado muy claro. (Padre de Castro, ¿lo entiende? Hasta una pobre monja lo ha entendido, cuando el Obispo -su superior- dice que esa asignatura es contraria a la Doctrina Moral de la Iglesia y que un colegio católico no puede impartirla y que harán muy bien los padres en oponerse. Si es que es clarísimo)
Y una razón fundamental: si permanecemos unidos, venceremos. Porque ya nos lo dice el Evangelio: Omnes civitas vel domus divisa contra se non stabit. "Si nos hubiéramos unido todos bajo una misma bandera habríamos hecho un frente común que el Gobierno no habría podido superar. Ahora, a los padres de la pública los hemos dejado solos, y entre nosotros hay muchos que se empeñan en ser francotiradores, cada uno con su estrategia y sin unirse a los demás. Eso nos resta fuerza para frenar la intención del Gobierno, que es construir un tipo de hombre que sirva para sus intereses…; si no fuese así, ¿por qué está tan empeñado en defender a toda costa esta asignatura?" Se nota que está acostumbrada a ver al diablo a la cara, a descubrir sus intenciones, porque ¿qué interés pueden tener los enemigos de la fe para empeñarse tanto? ¿Qué esperan de este ataque tan furibundo? Crear hombres a imagen del hombre nuevo de la progresía actual.
Y el esfuerzo merece la pena, como siempre el bien da la satisfacción del deber cumplido: "A pesar de las críticas que hemos recibido, nosotros hemos hablado hasta el desgaste, familia por familia, argumentando, informando. Empleamos tanto esfuerzo porque la situación lo merece: EpC es contraria a la religión católica y a la libertad de los padres. Y ante eso no podemos cruzarnos de brazos".
Da alegría el ver que se puede luchar contra el mal... aunque se vista de ceja y de sonrisa...
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