La 'polarización' de la política

Estaba leyendo algunos artículos sobre la infausta visita del terrorista Ahmadineyad a la universidad de Columbia. Hay uno, recogiendo las palabras de un rabino judío, que es muy significativo: 'la primera enmienda permite que los filoterroristas puedan hablar en la Universidad, pero no obliga a invitarlos a dar conferencias'. Es algo lógico, no tiene vuelta de hoja. Pero el problema es que muchos de los enemigos de la civilización occidental están dentro de la misma civiliación occidental. Un ejemplo es Morotinos que desprecia los monoteísmos pero considera que es mucho peor el cristianismo. Sobre eso sólo hay un comentario: aunque aceptemos que los monoteísmos, que no lo aceptamos, son intrínsecamente malvados, hay un hecho que no se puede dejar de lado. Ningún país con religión monoteista musulmán ha derivado en una democracia liberal salvo los de origen cristiano y judío... por algo será.

Pero el comentario que me gustaría comentar y que engancha con una actitud general en Occidente es el de aquella chica que estaba indignada por el discurso del rector en el que aseguraba que Ahmadineyad es un terrorista. Su comentario de 'me asusta la polarización' es definitorio del estado en el que nos encontramos. Nos encontramos ante una sociedad que huye de la defensa de sí misma por pura cobardía. 'Hay que ser tolerantes' se repite desde todas las tribunas. 'Hay que huir del extremismo' claman otros. 'No tenemos la verdad absoluta' concluyen más allá. Pero es que ante el mal (y Ahmadineyad es el mal, no lo olvidemos) no cabe la equidistancia, no cabe la tolerancia. El mal no se tolera, se combate.

Esa es una de las mayores perniciones que incluye, por ejemplo, EpC: la equidistancia entre todas las opciones, como si fueran todas igual. No es lo mismo una religión que afirma que el hombre es hijo de Dios y que como tal tiene una dignidad inviolable y que la mujer y el hombre comparten esa dignidad en igualdad, que una religión que afirma exactamente lo contrario. No es lo mismo, ni merece el mismo trato, el asesino que muere porque le explota la bomba que manipulaba y la víctima de esa bomba. No es lo mismo el mal que el bien. Y aunque digan lo contrario los relativistas que pretenden 'capar' la inteligencia del hombre para conocer la verdad, el hombre puede y debe conocer la verdad y el bien y abrazarlo. Pero claro, eso implica esfuerzo, eso implica 'complicarse la vida, eso implica estar dispuesto a dar la vida por ello... Y nuestra sociedad está adormilada, está 'vieja' para luchar... y si no cambia, los Ahmadineyad de turno nos llevarán por delante. Al tiempo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El primer ministro australiano y la inmigración

Más sobre la memoria histórica: Madrid de corte a checa

La Inquisición Rosa comienza la quema de Iglesias