Uso fraudulento de la Fiscalía
La Fiscalía General es una institución necesaria en una sociedad como la nuestra. Es el garante de la legalidad en los procesos. Por esa función, equidistante entre la acusación particular y la defensa, suele coincidir en sus dictámenes con lo que finalmente decretan los tribunales. Está previsto que lo elija el Consejo de Ministros, pero su labor es independiente (o debería serlo). En muchos casos la Ley le otorga la responsabilidad de perseguir el delito de oficio, aunque nadie denuncie: es el garante de la legalidad, por tanto. Allí donde se ha podido cometer un delito, allí debe aparecer la Fiscalía para defender al ciudadano (funcionarios son al fin y al cabo). Hemos vivido desde el comienzo de la democracia un uso partidista de esa figura que es Fiscal General del Estado. Cierto es que es en los gobiernos socialistas cuando eso se nota más, donde desaparece hasta el aspecto de imparcialidad. Elecciones claramente fraudulentas como la de Eligio Hernández (' El pollo del Pinar ...