Los musulmanes contra las vacunas

El siglo VIII pasó, y normalmente uno va adaptándose a esos cambios: abandonamos el caballo por el automóvil, el pergamino por el papel, la túnica por los pantalones y un largo etcétera. A veces cuesta aceptar los cambios. La vida es compleja. Pero la ciencia avanza y permite que enfermedades que antes se llevaban por delante a segmentos enteros de la población, hoy sean historia.

Pues bien, uno de esos avances médicos son las vacunas. ¿Cuántas vidas se habrán salvado gracias a las vacunas? Millones. Pues los seguidores de Allah y su Profeta no terminan de verlo claro: las vacunas pueden contener gelatina de cerdo y elementos procedentes de animales no sacrificados según el rito islámico. Por tanto sus imanes y ulemas están prohibiendo su prescripción en virtud de estas 'irregularidades' religiosas.

Las autoridades del Reino Unido están preocupadas con razón, pero la solución también la tienen: la confianza en Allah. 'nos ha creado perfectos y con un sistema de defensa muy fuerte. Si dais el pecho a vuestro hijo durante dos años, como dice el Corán, y coméis comida coránica como aceitunas y semillas de hinojo, y hacéis las abluciones cada vez que recéis, entonces tendréis un fuerte sistema de defensas'. Lo dice en serio: el Corán indica hasta el tiempo que hay que dar el pecho al niño. Como todo el mundo sabe, el analfabeto de Mahoma (no sabía leer ni escribir, no es ningún insulto) recibió todas estas revelaciones sobre la vida cotidiana. La de cosas que hemos aprendido gracias a que nos las dejó: cómo atizar a las mujeres, recetas de todo tipo, cómo matar a los animales antes de comérnoslos, como procrear... una maravilla. ¡Lástima que Jesús no fuera en estas cosas más explícito! Nos hubieramos ahorrado hasta estudiar.

Lo triste es que miles de niños mueren en el Tercer Mundo siguiendo las recomendaciones del Profeta...

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