Discurso de clausura Outlet Solidario Asociación de Familias Numerosas de Madrid

Os dejo el discurso que a modo de clausura pronuncié el sábado en la fiesta aniversario de la AFNM. Espero que os guste y espero vuestros comentarios.

La familia es el único lugar donde uno es querido por lo que es y no por lo que tiene. La familia es, en palabras de Chesterton ‘el lugar donde nacen los niños y mueren los hombres, donde la libertad y el amor florecen’. La familia es el negocio más importante que tenemos entre manos los seres humanos. Y eso es más cierto cuando nos paramos a pensar que no hay más gran don que el que se nos confíe una vida. Y a nosotros padres, se nos han confiado varias. Somos varias veces afortunados. Pero a la vez tenemos sobre nosotros una gran responsabilidad hacia ellos. Su felicidad depende en gran parte de nosotros, de su padre y de su madre.

Y es que esa es nuestra misión, nuestra razón de ser: hacer felices a nuestros hijos. Muchos de los que estamos aquí tenemos una familia numerosa, a los demás os animo a ello, no hay aventura más apasionante y más gratificante y con mejor premio.


Hace poco me enviaron uno de esos ficheros que circulan por Internet y que muchos conoceréis. Se titulaba ‘la gran inversión’ y hacia referencia a los hijos. Un estudio había hecho el cálculo de lo que costaba un hijo desde su nacimiento hasta la mayoría de edad (era americano, aquí tendríamos que contar hasta casi los treinta): más de 160 mil euros. Desde un punto de vista económico parecería la mejor inversión el quedarse sin hijos. Toda una cultura que ha florecido hoy: los Dinkis (Double ingress, no kids). Dobles ingresos, no niños.


Claro, aquellos que estamos dispuestos a invertir no sólo 160 mil dólares sino más de medio millón de euros en nuestros hijos (el que tenga cuatro ya está superando esa cifra) debemos ser unos locos. Pero resulta que nuestra inversión tiene otros réditos: tenemos el privilegio de recibir más amor que nadie en el mundo, besos y abrazos por doquier, la capacidad de seguir sorprendiéndonos aunque ya peinemos canas, una visión del mundo que nos lleva a reírnos de nosotros mismos, seguir esperando a los Reyes Magos, ser un superhéroe simplemente por coger una pelota de lo alto de un tejado, ser testigos de los primeros pasos, la primera cita, el primer desamor, la primera sonrisa, y si tenemos suerte podemos convertirnos en inmortales en una nueva inversión, los nietos. Un padre y una madre hacen de forma rápida un master en psicología, nutrición, comunicación interpersonal, afectividad que no te puede dar ninguna universidad ni pagando esos 160 mil euros.


Desde luego la inversión merece la pena y está al alcance de la mano. Por supuesto que implica renuncias, también las vemos, pero si ponemos en la balanza unas cosas y las otras, salimos ganando de todas, todas. Y esas inversiones que tenemos en nuestros hijos, de las que estamos convencidos que dan el mejor rédito, se las entregamos después a la sociedad en forma de hombres y mujeres que construirán una sociedad nueva. La familia da lo mejor de sí misma, como se está viendo en el acto de hoy, en el que aparcando por un momento los problemas a los que debemos enfrentarnos, las reivindicaciones y las demandas (y eso que podríamos ‘aprovechar’ que tenemos aquí a buena parte de los responsables políticos), aparcando todas estas cuestiones, digo, las familias numerosas queremos estar cerca de los que lo necesitan y si además podemos hacerlo por los que son los ‘reyes’ de nuestros hogares, los niños, comprenderéis que cuando se nos ofreció esta posibilidad a la Junta de la AFNM, no podíamos sino aceptar.


Porque la familia, como decíamos antes, es solidaria, cada uno es querido por quien es: hermano, padre, madre, abuelo. Por eso sorprende cuando desde diferentes sectores se ataca a la familia como algo de otro tiempo, cuando se habla de ‘nuevos modelos’ de familia contraponiéndolo a la ‘familia tradicional’, cuando se pretende igualarla a otras realidades con las que no tiene casi nada en común. Sorprende porque sólo en la familia se descubre el sentido de la compasión, del sacrificio por ideales nobles, de lo que supone entregar la vida sin esperar nada a cambio. Deben por tanto los poderes públicos apoyar a la familia, ayudar a su mantenimiento y a sus acciones, no supliéndola. Porque, del mismo modo que hemos comenzado con Chesterton, con él terminamos, ‘quienes atentan contra la familia no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen’.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Enhorabuena.
Muy buena tu carta de despedida. A aquel que dude del valor de la familia, que se venga por Inglaterra y vea una sociedad donde la familia ha sido atacada desde el gobierno. Ahora el gobierno britanico intenta tapar todas las vias de agua que tiene, a saber; violencia en los hospitales y desmoralizacion del personal sanitario, obesidad en los ninos y problemas dieteticos en la infancia, alcolehemia y problemas de violencia, fracaso escolar... "rompe la familia y te cargas la sociedad".
Un abrazo
Gonzalo

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